Curso tras curso, las innovaciones educativas se van haciendo paso y educadores y docentes son conscientes de la necesidad de ir introduciendo nuevos métodos y enfoques de aprendizaje, en especial de los que se adapten a las nuevas necesidades formativas.
El panorama universitario actual ya es una muestra de todas las nuevas metodologías que se van integrando y de cómo la educación superior va primando la adquisición de competencias sobre conocimientos y dando un enfoque más práctico y real al aprendizaje.
Todas estas novedades y nuevas tendencias ayudan a que los estudiantes y su formación esté más acorde a los nuevos tiempos, a las competencias tecnológicas, a las necesidades del mercado laboral y a los nuevos retos de estos tiempos.
La nueva concepción global de enseñanza está facilitando que los alumnos sean más independientes, resolutivos y autodidactas, lo que les será de gran ayuda en un entorno tan cambiante, incierto y regido por el uso de la tecnología.
O también llamado como aula invertida, en la que se invierten las tareas realizadas en clase. Con esta metodología, es el alumno el que debe prepararse la clase en su tiempo libre de estudio, a través de los diversos y variados recursos facilitados.
El aula es el lugar para poner en común lo trabajado en casa, resolver dudas, generar debates y centrarse en la aplicación práctica de la materia, con la idea de consolidar los conceptos y su empleo.
Es el conocido aprendizaje basado en proyectos que supone que los estudiantes aprendan trabajando en equipo, compartiendo información y creando un espacio educativo colaborativo.
En este sentido, las clases funcionan como laboratorios y espacios de creación, donde los estudiantes investigan sobre las posibles soluciones a los proyectos que se les plantean.
Las habilidades blandas cobrar un mayor protagonismo en un contexto marcado por la tecnología y los nuevos desafíos laborales, donde es imprescindible un buen desarrollo emocional que permita a los estudiantes ser eficientes en su comunicación, desarrollar una buena capacidad crítica, trabajar en equipo y realizar una buena toma de decisiones.
Comenzando a integrar la programación como una materia de aprendizaje común a todos los estudiantes y continuando por el desarrollo de un aprendizaje que desarrolle la inteligencia abstracta, a través del empleo de la robótica o de la realidad virtual.
Tales tendencias conllevan que los docentes sean los primeros en formarse y adaptarse al cambio, para poder ofrecer novedades educativas acordes con los nuevos tiempos.